RECIENTES :
Home » » VIDA DE PAPEL

VIDA DE PAPEL

Califícalo:
Detuve mi andar por un instante para contemplar el agua lluvia correr a mis pies. Recién unos minutos antes de emprender mi marcha la lluvia había terminado pero la corriente aún descendía camino abajo por las calles. No había sido una tormenta, mas bien, una suave y deliciosa lluvia,  de esas que te llenan de paz y esperanza mientras ves caer las gotas desde el cielo gris.

Recliné mi cuerpo en la calle porque hubo algo que llamó mi atención por sobre lo demás y es que un delicado y corroído papel navegaba entre las aguas de la corriente, pero se había detenido entre el fango. Nunca sabré con seguridad qué fue lo que hizo que fijara mis ojos en él pero hubo algo que me atrajo como un imán al metal. Levanté despaciosamente la hoja de papel, limpié su superficie y, aún en el estado que estaba, pude leer su contenido. Aquellas palabras jamás las olvidaré pues fueron un bálsamo para mi sentimiento. Mi día había sido terrible pero el hallazgo de este escrito cambiaría mi vida para siempre y le daría mayor valor a mi sufrimiento.

Aquél día mi esposa había decidido dejarme para emprender una vida por su lado cansada de nuestras desavenencias y mi fatuo comportamiento. El sentimiento de culpa embargaba mi espíritu pues sabía que nadie era más responsable de aquello que yo mismo. Ella me entregó su vida pero yo la desperdicié. Pero las sorpresas que nos trae el destino son irrefutables. Aquella era la carta que yo le había escrito a mi esposa años atrás mientras aún éramos novios donde le expresaba mi sentimiento y todos mis anhelos a su lado. Fue algo breve pero nada mejor pudo hacerme comprender mi situación que aquel pedazo de papel que flotaba entre las aguas.

“La vida misma nos ha unido y será la vida quien nos separe. Si la vida nos une será entonces la muerte quien lleve los designios de nuestra relación. Es mi amor quien anhela tu compañía y quien desea vivir a tu lado. Si el amor es quien nos une no será jamás el odio quien nos separe. La vida y el amor han forjado nuestro camino y nos guiarán hasta el final. Si la muerte nos encuentra que sea juntos y si el odio llegase a posarse sobre nosotros que sea el amor quien vuelva a unirnos”. Comprendí entonces lo que sucedía y regresé mi andar adonde partí y le dije a mi esposa: “Puedo morir con dignidad y con mi frente en alto pero prefiero vivir con la deshonra que conlleva aceptar mis errores. Jamás quise herirte y jamás fue mi deseo perderte. La relación está en tus manos pero mientras yo viva no dejaré de luchar por tu amor porque es a tu lado donde yo encuentro la felicidad y, no soy egoísta porque sé que mi error lo pagaré caro, pero, más importante que ello es que sepas que este anillo que ves en mis manos no sólo representa nuestra unión sino el compromiso que tengo contigo y ese compromiso va más allá de la vida misma”. Cerré mis ojos un par de segundos, los abrí despaciosamente y para mi sorpresa estaba sentado en una de esas largas bancas como las que se utilizan en las iglesias, pero yo no estaba en una de ellas. Esto era un velatorio. Me puse de pie, nadie pareció notar mi presencia. Observé un féretro, me acerqué y vi mi propio cuerpo en él. Aquel día fue el comienzo de mi vagar en la vida entre la muerte. Mi esposa lloraba en silencio guardando el secreto de lo que había sucedido.

Nuestras discusiones podrían considerarse normales como en toda relación pero el paso de los años habían hecho mella en mi cerebro y, poco a poco, había perdido la razón. Mi mente constantemente creaba ilusiones e historias de fantasía donde todo era negativo y el mundo era gris. Ese día entre mis devaneos comencé a gritar incoherencias mientras veía la lluvia caer, mi esposa quiso calmarme pero mas bien terminé alterandome más. La arrojé al piso con violencia mientras balbuceaba “nadie me quitará lo más preciado”. Corrí por toda la habitación, golpeé todo lo que encontraba, llegué a la ventana y vi a través de la celosía como mi hijo gritaba en la calle. Salté desesperado para encontrarme con él y lo encontré pero en la muerte. Desde su fallecimiento nunca más había vuelto a ser el mismo, esa fue la razón por la que mi cordura fue amainando, le amé tanto que perdí la razón. Anhelaba tanto encontrarlo que lo encontré en la muerte. Hoy está a mi lado y eso me hace feliz.

COMPARTE ESTE ARTÍCULO :

Publicar un comentario

 
TOP
Copyright © 2014. IN TIMES BEFORE THE LIGHT - All Rights Reserved
Template Created by ThemeXpose