Cuando la maquinaria
publicitaria, el prejuicio y la censura fracasan te das cuenta que hay muchas
cosas por conocer y por descubrir. A finales de 2014 tuve la oportunidad de
toparme con esta serie mientras navegaba por internet. La serie originalmente fue emitida en plena guerra fría en 1973 por La Televisión Central Soviética y
basada en el libro del mismo título escrito por Yulian Semiónov. Filmada en los
Estudios de Cine Gorki, contando como actor principal a Viacheslav Tijonov, que
da una verdadera cátedra con su sobria y magistral actuación.
La serie nos narra las
peripecias que debe sortear un espía soviético, infiltrado en la inteligencia
Nazi durante la segunda guerra mundial. Maksim Isáiev quien toma el nombre alemán de
Max Otto Von Stirlitz es un agente soviético que asume un rol entre las SS nazi
con un rango no tan alto como para no verse en problemas, pero tampoco tan bajo
como para no poder actuar en beneficio de su país. La serie nos muestra las
diferencias que existían entre la Gestapo y las SS además de mostrarnos
documentos originales de la segunda guerra desde una visión soviética. Acá no
veremos Normandía ni nada de lo que los aliados nos han mostrado, veremos la
tercera visión de la guerra, tras la que ya conocemos de los aliados y la que se
ha ocultado de los alemanes.
Son 12 capítulos con un
suspense que no había visto en mucho tiempo. Durante cada capítulo la historia va
ascendiendo en nivel y nunca sabes qué podrá suceder. Siempre te deja con la
intriga de qué pasará al siguiente segundo pues tiene la efectividad de
sorprender y mostrarte lo que no esperas que suceda. La historia nos narra la
operación Sunrise Crossword (Operación Sunrise para los estadounidenses,
Operación Crossword para los ingleses) que no es más que las negociaciones
llevadas a cabo entre Rulles y Wolf a espaldas del Führer para poner fin a la
guerra y que los altos mandos nazi traidores al régimen ocupen los cargos más
elevados de la nueva Alemania. Stirlitz es quien debe informar a Moscú lo que
está sucediendo y a la vez provocar el fracaso de dichas negociaciones pues dejaba
a la URSS fuera de la jugada y además se pretendía detener con esto el avance comunista sobre
tierras europeas.
Stirlitz en la vida real nunca
existió sino que es un personaje creado entre la mezcla de dos verdaderos
espías, Kim Philby y Rudolph Rassler, quienes realmente fueron espías dobles
que tuvieron participación en la operación. Quizá la serie exagere un tanto en
la personalidad de Stirlitz pero nunca deja de ser un humano con defectos y que
comete errores muy a pesar de su sobrada inteligencia. Sabe adaptarse a los
inconvenientes y mantener todo bien preparado por si algo falla. Los bombardeos
aliados sobre Berlín son el claro ejemplo de cómo algo bien elaborado puede
terminar mal pues todo se le complica al morir entre ellos su enlace para el
envío de información a Moscú y la esposa de éste último es capturada mientras
está a punto de dar a luz. Él debe brindarle protección a ella y al recién nacido, pero sin ser
descubierto a pesar de las muchas sospechas que penden sobre él.
El material histórico que nos
muestra la serie y sobre el cual está fundamentado le dan un mayor valor pues
vemos imágenes que occidente nos ha vetado sobre el avance del ejército rojo
hasta la toma de Berlín, además la forma tan bien llevada en que nos muestra la
labor de un buen espía y alguien que ama a su país es simplemente genial.
También muestra el sentimiento de compasión hacia aquellas buenas personas
aunque piensen diferente a nosotros. Vemos cómo el régimen Nazi se desmorona
desde adentro en los últimos días de la guerra pero que nunca falta la
fidelidad entre algunos de ellos. También como imaginaremos siendo una serie
soviética nos muestra el culto a la imagen de Stalin, máximo líder soviético. La serie significó tanto éxito y fue tan importante para la propaganda soviética en días de la guerra fría que fue exhibida en prácticamente todos los países que conformaron el eje soviético y aún hoy en día de tanto en tanto tiempo se emite en la televisión rusa.
La calidad de la producción es
fantástica, filmada originalmente en blanco y negro como podremos imaginar por
el año de emisión. La actuación es formidable, ninguna queja. La música es
impresionante aunque con algunos errores como por ejemplo escuchamos ciertos
temas que realmente fueron grabados unos cuantos años después de la guerra,
pero eso es algo mínimo pues no incide en lo absoluto en la historia. Los
hechos históricos, la calidad de actuación, el suspense y la fortaleza de la historia
son la mayor virtud en esta serie que nos hará pegarnos al televisor y
disfrutar de ella.
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